Fuente: www.navarrafutbolclic.com
David Rivera es un joven preparador físico, inquieto, con ganas de aprender y de compartir sus conocimientos. Ex-jugador de Burladés y River Ega, club con el que debutó en Tercera, ahora lleva las riendas de la preparación física del primer equipo del Valle de Egüés. Debido a la gran cantidad de jóvenes entrenadores que tiene Navarra y que nos habéis solicitado artículos técnicos, le hemos pedido a David que nos analice distintos modelos de planificación en el fútbol, haciendo especial hincapié en la metodología A-T-R. Él nos propone adaptar un poco este sistema para integrarlo en el fútbol.

David Rivera. FOTO: AUPAEGUES.COM
El fútbol es un deporte muy particular en lo que respecta a la planificación general de la temporada. Se debe tener en cuenta un elemento fundamental de la modalidad como es la competición, presente una vez a la semana como mínimo durante la liga regular, incluso en ocasiones dos veces con partidos entre semana o jornadas de ajuste en el calendario.
Será en el periodo de pretemporada dónde se pueda planificar sin contemplar la competición. Precisamente el periodo más adecuado para la desarrollar una buena adquisición de una alta forma deportiva y asegurarte su mantenimiento para afrontar la temporada con garantías.
Actualmente, la proposición que mejor tiende a explicar esta planificación anual es el “Modelo global”, expuesto por Iribarren, J. (2004) en su artículo “Planificación Anual de la Temporada” publicado en la revista AB Fútbol. Siguiendo esta línea, podemos decir que este concepto de planificación evoluciona introduciendo algo esencial para el fútbol: el empleo de estructuras de planificación más reducidas.
Evidentemente no podemos olvidarnos que la temporada dura 9 meses y es inevitable un desarrollo de la preparación física a medio y largo plazo, con unos objetivos definidos y un modelo de cargas regulares. De este modo debe ser combinado con un modelo de cargas concentradas, debido a que este deporte nos exige trabajar el día a día, estableciendo objetivos a corto plazo (siguiente partido).

Este método se relaciona con la idea de que el máximo rendimiento deportivo se obtiene a través de la suma de todos los elementos que intervienen y determinan la mejora deportiva (técnica, táctica, físico y hab. psicológicas) pero con objetivos diferenciados. Hablamos de una metodología “pluridisciplinar”,Roca, A. (2008).
Últimamente también se desarrolla una metodología distinta conocida como “integrada”; donde su común denominador lo constituyen la técnica y la táctica, y a través de ellas se desarrollan las restantes cualidades que intervienen en el rendimiento deportivo, recopilando las ideas básicas de Seirul-lo (mentalidad Barça, muy imitada recientemente).
Todo esto último desprende un nuevo paradigma que no es conocer el deporte, sino conocer al deportista y sus procesos cognitivos; pues éstas nos acercarían al conocimiento del ser humano en sí. Pero aunque el enfoque filosófico del proceso de entrenamiento sea diferente, a nivel general, el proceso sigue las mismas fases:

Volviendo a la estructuración periódica del fútbol, en categorías de élite se organizará la temporada completa en 4-5 Macrociclos A-T-R de en torno a 12 semanas de duración (para categorías inferiores partiríamos de 1 Macrociclo amplio en Infantiles hasta 3 Macrociclos en Juveniles).
Pero aquí no acaba todo. Los Macrociclos A-T-R se distribuyen en 3 Mesociclos (Acumulación-Transformación-Realización) aunque no se desarrollan como tales; es decir, podríamos utilizarlo en el periodo pre-competitivo, como anteriormente he mencionado, para asegurarnos un buen desarrollo la forma física. Pero el condicionante de la competición, hace que los sucesivos Macrociclos se configuren como T-R sin A de adquisición, ya que es imposible desarrollarlo de tal manera ante la abundante presencia de partidos a lo largo del año.
Esto nos deja un periodo de pretemporada donde la A de adquisición del A-T-R es de vital importancia para el resto del año. De el depende, en gran medida, que los futbolistas mantengan la alta forma deportiva de manera regular durante más tiempo. Es evidente que no todos responderán igual al mismo estímulo, pero el objetivo a lograr es el mismo en todos los jugadores.
Aunque estos Macrociclos A-T-R, en mi humilde opinión, podrían llevar un nombre distinto siguiendo las explicaciones de Navarro, F. (2001) para pasar a ser “Macrociclos B-E-C” (Básico-Específico-Competitivo), sobre todo en pretemporada. Y después, durante la liga regular, la tendencia sería realizar Mesociclos Competitivos, uno tras otro; o estructurarlos como antes había mencionado: sucesiones de Mesociclos T-R (Transformación-Realización) o E-C(Específico-Competitivo); pero siempre sin olvidar una dosis de sesiones de mantenimiento de las capacidades condicionales (A/B: Adquisición/Básico) en forma de estímulos diluidos en cargas pequeñas pero constantes a lo largo de toda la temporada.
Para observar la similitud entre un Macrociclo A-T-R y un hipotético MacrocicloB-E-C podemos fijarnos en estos cuadros, expuestos los contenidos de cada Mesociclo:

1. Básico: ampliar y desarrollar las capacidades condicionales y crear una base sólida que facilite el entrenamiento en niveles superiores.
2. Específico: desarrollar de las capacidades específicas, con el fin de transferir el potencial básico adquirido a las condiciones específicas del rendimiento.
3. Competitivo: desarrollar de las condiciones competitivas del deporte e integrar el desarrollo de las capacidades específicas en el rendimiento competitivo.

En el cuadro anterior se explica qué tipo de orientación adquiere cada Mesociclo: el de Acumulación será el que desarrolle las capacidades condicionales básicas, con gran cantidad de volumen; el de Transformacióntratará de conducir ese desarrollo hacia una transferencia a las capacidades específicas del deporte, aumentará la intensidad y será el momento donde habrá que prestar especial atención a la fatiga; y el de Realización, donde se deberá introducir descansos necesarios ya que es el periodo habitual de competición y sus contenidos serán exclusivos y dirigidos al partido. En el cuadro adjunto, de elaboración propia, se añade el trabajo de la fuerza como componente indispensable del entrenamiento: primero Explosiva, después Elástico-Explosiva, y finalmente Elástico-Explosiva-Refleja.

Por todo lo anteriormente expuesto se puede deducir que en el primer Macrociclo habrá una gran cantidad de trabajo condicional, sobre todo en las primeras semanas, para después ir diluyendo más estos contenidos en cuanto a volumen se refiere y aumentando la intensidad de los mismos paulatinamente, con le fin de reducir la densidad de trabajo. A su vez, también se puede concluir que en este periodo la presencia del balón será más reducida en comparación con el resto de temporada; algo que es lógico y normal. Generalmente a final de la pretemporada se ubican varios partidos amistosos cuya finalidad es aumentar el carácter específico y competitivo de los ejercicios y así aumentar la intensidad del entrenamiento.
En cambio, durante la liga regular, se utilizarán las cargas de forma mucho más uniforme en cuanto a volumen e intensidad se refiere, sin presencia de grandes oscilaciones durante todo el periodo competitivo. El volumen tenderá a disminuir de forma muy paulatina llegando a sus valores más bajos al final de la temporada, dónde generalmente se lucha por los objetivos: títulos, ascensos, evitar el descenso… La intensidad suele presentar una tendencia contraria llegando al final del campeonato con unos valores extremadamente altos; más aún si el equipo se está jugando los objetivos propuestos como antes he dicho.
Pasamos a la siguiente estructura de planificación: los Microciclos. Son periodos de aproximadamente una semana, donde las referencias principales van a ser la orientación que se le quiera dar al entrenamiento, el partido, el momento de la competición, la posición clasificatoria y el estado de forma del equipo.
Pero, ¿es correcto pensar en un mismo tipo de Microciclos para los deportes individuales que para los deportes de equipo? Bajo mi humilde punto de vista no. Es incomparable un deporte con un periodo de preparación para la competición de una semana (fútbol, que es el deporte que me ocupa) con otro cuyo periodo precompetitivo es mucho más extenso (atletismo, por ejemplo). De este modo estamos ante una temporada regular donde se sucedan uno tras otro Microciclosde Competición, o deberemos hablar de un “súper Mesociclo Competitivo” que abarque la totalidad de todo Macrociclo, ya que cada semana hay partido y, me reitero, es el gran condicionante en este tipo de deportes.
Asimismo, tenemos que estructurar los Microciclos de tal manera que el equipo en general llegue a punto al partido. Nos deja poco margen de maniobra, es verdad, pero una eficaz pretemporada, y el propio calendario en ocasiones, da tiempo para el desarrollo de una forma deportiva óptima que garantice que el futbolista pueda ser competitivo durante toda la temporada.
Previo a este “súper Mesociclo Competitivo” que abarcaría toda la campaña liguera, se encuentra el periodo de pretemporada. En este tiempo es donde realmente podemos exigirles más, en el plano físico, a los futbolistas; sin presencia de competición y con un margen de desarrollo amplio debido a que vienen de un periodo de inactividad bastante largo. Es entonces cuando realmente podemos aplicar un Macrociclo A-T-R completo: 2-3 semanas de trabajo condicional básico, otras 2-3 semanas de transferencia específica a contenidos de fútbol, y 1-2 semanas de preparación para la competición. Estaríamos hablando de un Macrociclo de 6-8 semanas aproximadamente, la media de duración de la pretemporada. A partir de ahí se deberá ir diluyendo el trabajo condicional básico en pequeñas dosis, pero fundamentalmente se trabajarán contenidos específicos y competitivos.
Pero se debe prestar especial atención a 2 de los indicadores más importantes de la carga como son volumen e intensidad, con la finalidad de cuantificar el entrenamiento acumulado en los diferentes periodos de tiempo establecidos en la planificación anual de la temporada. Hay que dar especial importancia a la cuantificación de la carga para que esta no presente anomalías; por ejemplo, no puede haber un viernes con carga superior a un miércoles porque no facilitaríamos el proceso se “supercompensación” necesario para el partido del fin de semana.
1.- ¿Cómo se controla el volumen?
A través del tiempo total de entrenamiento.
2.- ¿Cómo se controla la intensidad?
Con la especificidad de la carga de los contenidos, que, como no podría ser de otra manera, aumentará a medida que se acerque la competición.
Con la frecuencia cardiaca, que, de forma inversamente proporcional, su media disminuirá a medida que se acerque la competición; debido, en gran parte, a mayores pausas durante las sesiones para favorecer el fenómeno de la“supercompensación”.
A continuación podemos observar un Microciclo básico que podría darse a lo largo de la temporada y otro donde se visualiza de forma rápida y sencilla la evolución semanal de las tres variables de control del entrenamiento más utilizadas por entrenadores y preparadores físicos: Volumen, Intensidad y Frecuencia Cardiaca (en ocasiones esta última no es accesible debido a su elevado coste económico).

En línea con lo anteriormente expuesto, podemos comprobar que el volumentotal de la sesión entrenamiento se modula en referencia al domingo, elevándose progresivamente de lunes a miércoles y descendiendo también gradualmente hasta el sábado para llegar con las mejores sensaciones físicas al día de la competición.
En cuanto a la intensidad requerida para la sesión de entrenamiento, se puede observar un aumento paulatino a medida que van pasando los días de la semana y se va acercando el partido. Como es de esperar para lunes y martes, es preciso introducir un día de descanso y/o una sesión de recuperación, por lo que la intensidad es mínima. Pero para viernes y sábado, aunque el volumen sea muy bajo, la intensidad debe ser lo suficientemente alta como para preparar un partido. Y el domingo, como no podría ser de otra manera, la intensidad debe ser extremadamente elevada; con el punto extra de concentración que exige un partido, que en buena parte será un factor determinante para el resultado final del mismo.
En lo que a frecuencia cardiaca se refiere, nos proporciona datos objetivos de todas las sesiones de entrenamiento. Como es de esperar, seguirá una tendencia similar al volumen, aunque relativamente elevada en la gráfica porque los valores de volumen están a la izquierda y los de frecuencia cardiaca a la derecha. De todos modos, es evidente que a la frecuencia cardiaca siga esa línea de tendencia porque hasta el miércoles o jueves habrá entrenamientos más duros, y a medida que llega el día de partido se irá reduciendo puesto que los contenidos no serán tan exigentes. Pero la frecuencia cardiaca no es sino un mero indicador de la sesión realizada por un jugador, no se puede extrapolar al ámbito individual porque cada futbolista posee distintos valores de FC con respecto a sus zonas de entrenamiento. En este caso si podríamos generalizar, ya que es un valor medio de una plantilla y por tanto la línea de tendencia queda configurada atendiendo a todos los jugadores. En todo caso, me parece muy interesante el hecho de estudiar esta variable tan objetiva como es la frecuencia cardiaca porque podemos decir que “nunca miente”; percibimos el esfuerzo de un jugador más allá de los que nuestra percepción visual nos dice o de lo que ellos nos transmitan verbalmente al finalizar la sesión.
En los deportes de equipo como el fútbol, el Microciclo es la unidad temporal más importante de las estructuras que configuran el proceso de la planificación. La dinámica de las cargas que se plantee debe permitir al jugador rendir a un nivel óptimo uno o dos días dentro del mismo.
Para ello se dispone de 4 fases a cubrir en cada Microciclo:
1.- Fase recuperadora: Facilita la recuperación física y psicológica del partido. Cargas de volumen e intensidad bajos. Se suele incluir una sesión regenerativa el día posterior al partido y otro día de descanso total.
2.- Fase estimuladora: Produce la mayor sobrecarga sobre el organismo para asegurar la activación del proceso adaptativo, con cargas de volumen elevado e intensidad moderada (físicamente alta pero moderado nivel de especificidad de los contenidos).
3.- Fase optimizadora: Busca obtener el fenómeno de la “supercompensación”, el afinamiento de los componentes tácticos y la máxima cohesión de los mismos. Cargas con un ligero descenso del volumen y un incremento de la intensidad, aumentando el nivel de especificidad de los contenidos.
4.- Fase Competitiva: Es el día del partido. Se pretende conseguir el nivel máximo de activación para obtener el nivel óptimo de rendimiento. La carga es reducida drásticamente en cuanto a volumen e intensidad con una sola sesión de activación. En esta fase también se debería prestar especial atención al factor psicológico, ya que el deportista debe mantener un nivel de activación-concentración para afrontar el partido; esto incluye evitar distracciones externas que influyan en el rendimiento.
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